“Kannagara, es la ola de Dios, el flujo de la energía creadora que une pasado y futuro. No Michi, a partir del cual se desarrolla el Shinto, no es una religión o filosofía. No se atribuye a ningún creador ni posee libros sagrados. Es una vía que busca la verdad y la realidad divina.”
“El Fujiyama posee una gran diversidad de senderos y cada caminante obedece a razones diferentes. Poco importa la vía escogida, todos los senderos llevan a la cima, a la misma realidad final.”
“El Kannagara es una vía de intuición que no comporta ni leyes, ni doctrinas del bien y del mal. Se rige, en cambio, por las leyes de que gobiernan los fenómenos naturales. Es un camino de libertad suprema pues, para que una acción esté en armonía con la naturaleza, debe ser el resultado de la obediencia espontanea a la ley del kami, Creador y Origen del Universo. Las montañas tienen el nombre Dios. El viento tiene el nombre de Dios. Los ríos tienen el nombre de Dios. Arboles, hierbas, animales, toda la creación natural es manifestación de su consciencia y Amor infinito.”
“Hablamos de amor en términos abstractos, pero el amor no es una idea abstracta. Si aunque solo por un segundo no hubiera amor, no habría vida, ni aire, ni agua, ni alimentos. El amor es realidad. Vivimos en este planeta en virtud del amor del Dios. No se trata de un amor abstracto o sentimental, sino de un amor estricto y vital como la misma creación. Dios no es una expresión de la lógica o la filosofía, Dios es amor.
La armonía y la unidad son la esencia del amor. El amor universal no es amor egoísta. Está libre de prejuicios y acoge en su seno a todo lo creado. El amor no tiene expectativas. Penetra y llena su objetivo y los opuestos dinámicos devienen de una unidad y crecen juntos. Los nervios de Dios llenan el vacio. Su conciencia sensorial reverbera en el mundo oculto donde toda acción o fenómeno no tiene origen. El mundo invisible de las vibraciones, el vacío entre las estrellas y el vacío dentro de las orbitas de los electrones, está cargado con su pulso. Éste es el mundo espiritual, cuya energía crea la materia visible a través del movimiento de su soplo.”“En el interior de este ritmo -Yin y Yang-, la creatividad surge y los opuestos se unen. El creador y la creación forman una unidad, no están separados, y nosotros estamos inmersos en el ritmo perfecto que es la expresión de la sabiduría divina.
La unidad es e poder de Dios que resuelve todos los conflictos. El proceso de unificación de los contrarios es el musubi.”“El pensamiento racional nos hace percibir los extremos, los contrarios como elementos en conflictos. Esto no es más que una ilusión. En efecto, la oposición entre felicidad y sufrimiento, entre amor y odio, entre moralidad e inmoralidad, no tiene más que un valor subjetivo y relativo. Quien no conoce el dolor no puede conocer la alegría. En la creación de la belleza, reconocemos la ausencia de lo bello. En el placer subyace el dolor. No podemos conocerlos separadamente. La alegría no existe sino con relación a la tristeza y no hay placer sin dolor. La unidad existe en cada cosa y sería absurdo establecer un juicio moral. Los contrarios aparecen como la expresión dinámica del cambio.”
“Cambio es vida y la capacidad de cambiar es un elemento esencial del crecimiento.”
“El conocimiento de la armonía supone experimentar el conflicto. Objetivamente, un conflicto no es bueno ni malo, es solamente lo contrario a la armonía, un puente tendido hacia la creatividad. Hemos de replantearnos nuestras ideas, redondear los ángulos de nuestras tendencias negativas para que el espíritu de lucha se convierta en espíritu creador y positivo.”
“El paraíso y el infierno no pertenecen al mas allá, nosotros los creamos por medio de nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestras palabras.”
“Así como el fuego y el agua crearon la tierra, son ellos también quienes se encargan de la limpieza. Los fenómenos naturales –lluvia, viento, nieve- purifican la tierra y su atmosfera. Volcanes y temblores de tierra mantienen el equilibrio interno. Del mismo modo, nuestro cuerpo elimina impurezas, los síntomas de las enfermedades –fiebre, inflamación, transpiración- son reacciones naturales de la eliminación para restablecer el equilibrio.”
Autor: Mitsugi Saotome, Octavo Dan de Aikido del Aikikai Tokio.
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